También conocido como Dogo Alemán o Alano Alemán, el Gran Danés es una de las razas caninas más llamativas gracias a su imponente tamaño y fortaleza. De temperamento tranquilo y cariñoso, es un excelente guardián y no suele tener problemas a la hora de socializarse con otros perros y con los seres humanos.

Definido por la Federación Cinológica Internacional como “el Apolo de las razas caninas”, este perro tiene su origen en el bullenbeisser, una raza alemana extinta que se usaba para cazar. Algunos cruces dieron lugar a diferentes tipos de dogos, que serían los ancestros del actual Gran Danés, y cuya aparición se asocia al año 1878. Proveniente de Alemania, se desconoce el motivo por el cual su nombre hace referencia a Dinamarca.

Esta raza destaca por su gran tamaño y su porte aristocrático, así como por su anatomía perfectamente proporcionada. A pesar de su impactante corpulencia, este perro muestra un carácter dócil, respondiendo positiva y rápidamente a las lecciones de adiestramiento.

Aunque suele ser un animal tranquilo, es importante que realice grandes dosis de ejercicio para mantener su mente equilibrada. También lo es que reciba la educación correcta, pues debe aprender a controlar desde cachorro su fuerza física. Se trata de una raza sociable, pero a veces son reservados con los desconocidos, por lo que debemos ser precavidos a la hora de presentarlos ante extraños.

Al contrario de lo que se pueda creer, no existe ningún inconveniente para que el Gran Danés viva en un piso pequeño. Lo fundamental es que disfrute de largos paseos diarios y mucha actividad física, para poder así mantener fuerte su potente musculatura.

En cuanto a sus cuidados, lo cierto es que esta raza suele gozar de buena salud. Sin embargo, tiene predisposición a algunas enfermedades como la torsión gástrica, cardiomiopatía, la displasia de cadera, de codo y las cataratas.