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Cuidados básicos del Husky Siberiano


Fuerte, elegante y cariñoso, el Husky Siberiano es una de las razas caninas más llamativas, gracias en gran parte a su belleza y a su imponente tamaño. Comparte grandes similitudes con el lobo, y al mismo tiempo que es perfecto para cumplir funciones de trabajo, también puede ser el compañero de convivencia ideal. Aunque valiente y resistente, requiere algunos cuidados básicos.

Al igual que ocurre con cualquier raza, cuando un Husky es cachorro necesita que el veterinario le administre las vacunas correspondientes, incluyendo las desparasitaciones. Además, debe comer cuatro veces al día durante sus primeros cuatro meses de vida. A partir de entonces y hasta los ocho meses, se reduce a tres dosis diarias, hasta que cumpla los 18, cuando comenzaremos a repartir la comida en dos veces al día.

Por otra parte, la larga y densa melena de este perro necesita un cuidado especial. Para ello tenemos que hacernos con un cepillo de púas metálicas, con el que le peinaremos frecuentemente (al menos una vez por semana). Conviene que le acostumbremos a ello desde cachorro. En cuanto a la higiene, debe ser moderada para no dañar su piel; el veterinario sabrá decirnos cada cuanto tiempo tenemos que bañarlo. Sin embargo, sus orejas tienden a ensuciarse, por lo que hay que limpiarlas habitualmente con un paño húmedo.

El cuidado de sus almohadillas es esencial, especialmente si el Husky vive en un entorno natural o cumple funciones de perro de trabajo. Debemos revisar las plantas de sus patas todos los días, asegurándonos de que no tenga heridas ni residuos. Si las notamos secas y agrietadas, podemos aplicar una crema o gel especial para ello.

Como hemos explicado anteriormente, se trata de un perro de fuerte musculatura, por lo que necesita largos paseos diarios y mucha actividad física para mantenerse en forma. Además, esta raza disfruta notablemente el ejercicio al aire libre.


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